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miércoles, 24 de mayo de 2017

El peligro del anonimato visual. -Artículo sobre el Ciberengaño.



Buenos días, tardes, noches o cuando sea que estés leyendo esto. Hoy tenemos un caso de acoso cibernético, aunque más que acoso el término apropiado sería engaño.
El cyberbullying es el uso de los medios telemáticos, como Internet y telefonía móvil o videojuegos online, que se usa para ejercer el acoso psicológico entre menores.
En cambio en el ciberacoso, también denominado acoso vitual, no importa la edad del acosador, aunque suele ser mayor de edad.
Luego tenemos el término ciberpederastia, donde un mayor de edad se hace pasar por adolescente o niño en las redes sociales para engañar y conseguir archivos personales y/o sexuales de algún menor.
Hoy tenemos una entrevista con una chica llamada Noelia que sufrió ciberpederastia y se ha animado a contarlo con la finalidad de que nadie más pase lo que ella:

E: ¿Quieres decir tu nombre, o prefieres mantenerlo en anónimo?
N: Noelia, simplemente.
E: ¿De dónde eres, Noelia?
N: De Madrid capital.
E: ¿Qué experiencia nos vas a contar?
N: El cómo me enamoré de un chico por internet que me doblaba la edad y que resultaba ser un ciberpederasta.
E: Si alguna pregunta te incomoda y no quieres responderla, dímelo, ¿está bien?
N: Claro.
E: ¿Dónde lo conociste?
N: Por Snapchat (para quien no lo sepa, es una red social dedicada al envío de archivos los cuales ''desaparecen'' del dispositivo pasadas las veinticuatro horas de haber sido enviados) Él me agregó y me empezó a hablar. Mi primera reacción fue que me dejase de seguir porque no le conocía, y eso fue lo que le dije en un principio.
E: Entonces te insistió en que no lo hicieses, ¿verdad?
N: No fue así exactamente. Me dijo que me tranquilizase, que no era nadie malo.
E: ¿Y luego?
N: Yo empecé a enfadarme y me dijo: ''Mira, me llamo José, vivo en Moncloa y tengo veinte años. Te digo la verdad''. Y yo como tonta le creí. Al principio hablábamos como si fuésemos amigos. Le conté cosas bastante íntimas mías, ya que acababa de salir de una época bastante mala, y él también me contaba cosas.
E: Básicamente podemos decir que se aprovechó de tu estado emocional de ese momento para engañarte.
N: Sí, la verdad es que sí. Después ya no fuimos amigos, fuimos algo más que amigos. Recuerdo cuando me decía ''buenos días princesa'' y todas las cosas bonitas que se le pueden decir a una chica. Claro, de esta manera me enamoré de él.
E: ¿Entonces?
N: Yo insistía en verlo, pero él prefería no hacerlo. No entendí el por qué. Bueno, ya con todo lo pasado ahora sí lo entiendo.
E: ¿Alguna vez lo llegaste a ver?
N: No, solo en una foto cuando me lo contó todo. Lo único que consiguió de mí, de lo cual estoy totalmente arrepentida, es una foto mía un poco subidita de tono, y la consiguió porque no solo hablábamos de amor, también hablábamos de sexo. Me contaba lo que hacía con sus antiguas novias y también lo que me ''haría a mí''. Es más, me mandó una foto de sus calzoncillos con una erección diciéndome: ''Esto es lo que me provocas''. Recuerdo que me quedé perpleja al ver tal imagen, no me la esperaba en absoluto.
E: ¿Y qué pasó? ¿Continuaste hablando con él?
N: ¿Después de ese momento? Sí, seguí hablando con él. Me encantaba hablar con él de lo que fuera. Era como mi novio y no me molestaba que me dijera que se hacía pajas pensando en mí. También en ese momento estaba hundida y me alegró ver que alguien se fijaba en mí, de hecho estuvimos un mes juntos desde la primera vez que hablamos hasta la última.
E: Vaya.
N: En ese momento todo era multicolor para mí.
E: ¿Y cómo te hacía sentir?
N: Viva y comprendida, como no me había sentido en varios meses.
E: ¿A qué edad te ocurrió todo esto?
N: A los quince.
E: Ya veo, ¿y qué edad tienes ahora?
N: Diecisiete años.
E: Así que fue hace poco. ¿Cómo descubriste que no era quien decía ser?
N: No lo descubrí, me lo dijo él.
E: ¿Cómo? ¿Qué pasó?
N: Me dijo: ''Noelia, debo decirte algo..., no soy la persona que imaginas que soy. Tengo treintayún años y lo siento por todo esto, bloquéame, de verdad''.
E: ¿Y luego qué hiciste?
N: Estuve una semana llorando y acabé bloqueándolo. Al cabo de tres meses lo desbloqueé y le puse un mensaje preguntándole que por qué me mintió, pero nunca obtuve respuesta.
E: ¿Podemos decir que además de ciberengaño es también un caso de corazón roto?
N: Sí, me enamoré profundamente de él.
E: ¿Repercusionó mucho en tu vida?
N: Sí, esta relación, o como se llame, dejó varias secuelas. Por ejemplo, odio que la gente me piropee porque me recuerda a él, o que me digan que se han tocado pensando en mí. Y eso me ha causado falofobia (fobia al aparato reproductor masculino).
E: ¿Deseas dar un consejo a los lectores del Blog?
N: Sí, me gustaría decir a la gente que no se dejen marcar por los momentos, que sigan con su vida y que se hagan fuertes porque de todo esto se sale. Hay un dicho que si mal no recuerdo aconseja que ante un problema puedes hacer tres cosas: dejar que te marque, dejar que te destruya o dejar que te fortalezca. Esta historia nadie la conoce excepto tú y tus lectores.
E: Gracias y disculpa las molestias.
N: No importa, necesitaba contarlo.


Y aquí terminó la charla con Noelia.
Yo. personalmente, querría aconsejaros algo también. Si estáis sufriendo algo similar a esto, contadlo. Más vale pasar un momento de vergüenza delante de vuestro padre, madre o quien sea a quien se lo contéis, que estar indefinidamente siendo amenazados por cometer un pequeño error. Aquí mi conclusión:
Si fallaste una vez no lo hagas dos. Todo tiene solución si sabes cuál es el verdadero problema en una situación concreta”.

Gracias por continuar leyendo mi blog y nos vemos otro día. Agradezco el apoyo, los comentarios, los seguidores y las visitas.

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-Al.
 

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